¡Cuánto tiempo sin ver a Matías! ¿Desde la universidad? ¡Buf! Qué bien se conserva. Ha perdido pelo, sí, pero se nota que se cuida. ¡Dos días de asuntos propios!, dice que le han concedido en el Juzgado, donde trabaja como Auxiliar Judicial. ¡Bien!, eso significa que disfrutaré de Matías, hoy y mañana. Ya me gustaría a mí un trabajo como ese: ¡de ocho a tres! Y alguien en casa que trajine lo que yo ahora. Siempre me ha hecho gracia eso de ‘asuntos propios’. Si me dieran a mí dos días ‘pá mis cosas’ me iría a la playa a tomar el sol o al pueblo a que me cuide mi madre.
Se ve que su hijo va a tercero B. ¡Mira, justo entre Jan y Pol! Es raro ver a un padre a estas horas en la puerta del cole. Lo llego a saber y me adecento un poco: me quito el moño, me pinto un ojo, me enfundo las mallas y me subo a los tacones. Pero claro, ¡quién iba a saberlo! Y además, sería extraño que me pusiera guapa para “chachear”que es a lo que me dedico de ocho de la mañana a diez de la noche. Las otras madres mirarían raro. Bueno, más o menos como nos miran, ahora: de reojo y comentando la jugada. Es que siempre ha sido tan guapo y tan… ¿Atlético, cachas, buenorro? ¿’Runner’, ha dicho? Pues, yo también, pero en casa. No paro de correr en todo el día: que si las camas, los Cola-Cao, los dientes, ¡no os olvidéis los dientes!; vamos-vamos que nos vamos; ¡siempre diez minutos tarde, correeeed!, adiós-adiós, chao-chao niños ¡hasta la tarde!…
Por fin, ¡qué paz! Ahora es ‘mi momento’: mi café con leche, mi diario y… ¿porqué no? ¡hoy croissant! ¡de chocolate! ¡Qué mal está el país, qué pesados los políticos, qué aburrido el mundo! Entro en Facebook un rato, a fisgar claro, yo no soy mucho de colgar nada ¿qué? “¿De shopping en Mercadona”, “preparando la cena mientras juegan a la Play”, “mi outfit de ir a La Caixa a actualizar la cartilla’ ”? ¿A quién le puede interesar eso?! ¡Uy! Las diez menos diez ya. Pago: dos con cincuenta. ¡Qué caro está todo!, ¡qué timo esto del euro! Venga, al Super que falta de todo y no hay nada para cenar. Es el que el fin de semana arrasan en casa. ¡Tres limas tengo, los dos niños y el marido más!, Y menos mal que yo como poco y sano. Porque me cuido, claro. Bueno, el croissant no cuenta. Hay que hacer excepciones a la regla ¿no?
Hoy a Erosky. Aunque debería pasar primero por casa o se arrugará la lavadora de blanco que he puesto antes de salir. ¡Verás luego la plancha: a apretar! Bueno, la de color la tenderé en seguida y además pondré un lavado sin centrifugar. A ver si consigo que el montón de esta semana no me sobrepase en altura. El carro hasta arriba. ¿Qué les ponen en las ruedas que no van rectos? ¡Cuánto pesa! Esto es hacer bíceps y no los del gimnasio. Ciento cincuenta euros. Si es que está todo carísimo. Sablazo a la Visa. ¡Luego, Carlos me riñe! Que soy una gastosa, dice. Pues todo pollo, cerdo y pescado congelado. La ternera y los caprichos para cuando la extra ¡A ver, con un sueldo! ¡Equilibrios!
Vale, ya está la lavadora de blanco tendida, la de color en marcha y toda la compra acomodada. Tenemos la nevera a rebosar. Durará poco: irá perdiendo el peso que yo no pierdo ni cuidándome. ¡Las doce y media!. El tiempo vuela. Hay que repasar el inodoro que con tres leones parece un baño público. ¡Y el espejo! ¿Hasta dónde llegan las salpicaduras? Ni de puntillas. Vaya, toca pasar la escoba, hay bolas de pelo. Sin son rubio teñido es mío. ¡Bingo! Si es que podría rellenar un cojín. ¿Y el polvo? Qué pesadilla con tanta foto enmarcada , velas, jarros, libros y CD ¡me tiro una hora! Cualquier día va todo a la basura y lo dejo más minimalista que un piso sueco.
¿Las dos, ya? Por eso me rugen las tripas. Bueno, en nada dejo el arroz blanco hervido, una crema de verduras y empano unos filetes de pollo… Así, por la noche será todo un “pim pam”, que a las ocho coincide el hambre con las bañeras. ¿Y esa melodía? La novela de la tele. ¡Que me la pierdo! Pues me bebo una taza de la crema de verduras de pie y me como un yogurt en el sofá.
¡Vaya me he quedado frita antes de que acabe! Me he vuelto a perder el final. Venga un bostezo de lobo y a espabilarse que hay que fregar toda la cacharrería y hacer los bocatas de la merienda de los peques. Hoy tienen taekwondo y salen hambrientos como hienas. Menos cuarto: toca correr que si no cierran la verja y los niños se quejan ¡Jo mamá, siempre la última! Mira, mira: ahí está Matías otra vez. ¡Es verdad, que su mujer está convaleciente de apendicitis y estos días viene él! Si me lo ha dicho esta mañana, junto a lo de que trabaja de funcionario, que practica running y que ¡qué suerte tengo yo, que no hago nada en todo el día!
El trabajo enorme del ama de casa perfectamente relatado, sus momentos, la apariencia por el que dirán. Esas pequeñas cosas tan importantes, que muchas veces no vemos y que hacen que nuestra vida sea mejor. Solo entendemos su importancia y las valoramos cuando tenemos que hacer nosotros esas tareas. Trabajadoras a tiempo total los 365 días del año y las 24 horas del día. Me encanta tu prosa.